sábado, 19 de septiembre de 2009

PRUEBAS DE INFAMIA

Foto: EL TIEMPO

Jorge Romero, Luis Alfonso Beltrán, Luis Alfredo Moreno, José Libardo Forero, Carlos José Duarte, Wilson Rojas, César Augusto Lasso, Róbinson Salcedo, Luis Arturo Arcia, Jorge Trujillo.

7 de Septiembre de 2009

ESPECIAL para la Fundación Un Millón de Voces y FACEBOOK

RAFAEL GUARÍN



Las pruebas de supervivencia de los secuestrados que los presentan encadenados en la selva, hacen parte del esfuerzo sistemático de las Farc orientado a crear un ambiente que favorezca en 2010 la elección de un gobierno que opte por la "negociación política", conceda el carácter de actor legítimo a la guerrilla y desmonte la Política de Seguridad Democrática.

La anterior afirmación no es ningún cuento, como algunos opositores al gobierno, ilustres mamertos y otros despistados salen siempre a decir. Un estudio juicioso de los documentos producidos por las Farc en los últimos cuatro años y una revisión histórica de sus tácticas y estrategia, demuestran que en ese grupo la apelación al diálogo de paz es una constante al servicio de una estrategia de guerra. El reclamo de un acuerdo humanitario para la liberación de los miembros de la fuerza pública secuestrados es la cuota inicial para reencauchar la bandera de la “negociación”.

El objetivo inmediato de las pruebas de infamia es manipular y someter a través del miedo y el terror a los ciudadanos, al punto de desafiar la lógica y trasladar la responsabilidad del secuestro al gobierno nacional. Solo basta recordar las palabras de Piedad Córdoba culpando del sufrimiento de las familias y de los secuestrados al presidente Álvaro Uribe.

El tema se entiende mejor si se revisa el Manifiesto de las Farc del 1 de octubre de 2007, en que se ratifica que la apuesta es construir las condiciones que favorezcan un quiebre en las urnas de la política de seguridad y la llegada del Socialismo del Siglo XXI a Colombia. La táctica: doblegar la voluntad de lucha del Estado y ratificar dos de los principales mitos farianos: la invencibilidad de la guerrilla y la “negociación política” como la única salida a otro mito: “el conflicto social y armado”.

Tal objetivo requiere que la opinión pública de un giro radical. Pase de reclamar mano firme contra el terrorismo a una postura comprensiva con los violentos. El reto de Alfonso Cano y de sus cómplices camuflados en la legalidad, es desarrollar operaciones psicológicas que impacten el imaginario colectivo, de tal forma que la sociedad que respalda hoy la Seguridad Democrática “entienda”, desde la perspectiva fariana, que el único camino para conseguir la paz es devolver las tropas a los cuarteles, reconocer como partido político en armas a la guerrilla, asumir, como lo hicieron Belisario Betancur y Andrés Pastrana, que el conflicto tiene causas estructurales de cuya solución depende la paz, en términos de Raúl Reyes. Toda una farsa.

Muy triste en esta historia es que el pisoteo de la dignidad humana de los secuestrados y sus familias esté asistido por organizaciones de la sociedad civil como "Colombianos y Colombianas por la Paz" y por facciones de partidos políticos que se prestan a ese macabro juego.

En esta materia la consigna debería ser unidad nacional para rechazar pruebas de infamia, exigir al grupo terrorista la liberación inmediata y sin condiciones de los secuestrados, al igual que la renuncia a que sigan cometiendo crímenes de lesa humanidad.

Todos debemos estar unidos en un solo mensaje: la paz no llegara claudicando y haciendo concesiones al terror y el crimen. Será la aplicación estricta de la Constitución y la ley, el respeto a los instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos, la observancia del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y el sometimiento a la justicia, la que nos librara del terrorismo.

Aunque Iván Cepeda y los amigos de izquierda no lo acepten, a la paz se arribara cuando haya justicia, los guerrilleros digan la verdad sobre sus atrocidades y reparen a las víctimas. Si se hizo con los paramilitares, porqué no reclamarlo en el caso de las Farc y el Eln.

De este tema y otros, no menos polémicos, discutiremos el jueves próximo en el Foro convocado por la Fundación Un Millón de Voces.


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