domingo, 24 de febrero de 2008

TENAZA FARCHAVISTA

Publicado en El Nuevo Herald de Miami y en Semana.com el 28 de febrero de 2008.
Caricatura tomada de La Nación. Argentina.


RAFAEL GUARÍN

Desde hace varios años, Chávez y las FARC mantienen intensas relaciones con organizaciones políticas y movimientos sociales de izquierda y extrema izquierda en Latinoamérica, al tiempo que al amparo de la construcción de la “Patria Grande”, la injerencia chavista ha brindado cobertura a la actividad internacional de las FARC.

En los noventa, el teniente coronel asumió que en la lucha contra la “oligarquía colombo-venezolana” las guerrillas eran sus aliadas, y éstas, que la revolución bolivariana era el bastión internacional que necesitaban. Eso explica la permisividad con campamentos y líderes de esos grupos en territorio venezolano, las denuncias de complicidad de la Guardia Nacional y la pasividad con el narcotráfico, su principal fuente de financiación. También, el apoyo militar ofrecido a Chávez por las FARC ante una “agresión norteamericana”.

Los resultados de esa sociedad comienzan a verse. Hoy, la escalada de acontecimientos demuestra que, más que aislados incidentes con países vecinos, el gobierno de Álvaro Uribe enfrenta una grave amenaza, producto de la alianza de las FARC con la revolución bolivariana.

Chávez procura acorralar a Uribe y conseguir beligerancia a las guerrillas moviendo alfiles en el plano político y militar. En el primero, les da tratamiento de Estado: “Venezuela limita al oeste, al suroeste... con las fuerzas insurgentes de Colombia, que tienen otro Estado”.

Igual sucede con la ambigüedad del presidente ecuatoriano, al que la guerrilla, cada vez que puede, le manifiesta simpatía. Mientras aparentemente toma distancia de la beligerancia a las FARC, Rafael Correa avala dos cuestiones fundamentales para conceder ese estatus: niega que sean terroristas y ratifica la declaración de su ministro de Defensa: Ecuador “limita al norte con las Farc”. Por supuesto, Raúl Reyes aprovechó: las FARC “además de Venezuela y Ecuador, limitan con Panamá, Perú y Brasil”.

Ambigüedad similar se comienza a notar en Brasil, con la propuesta, coordinada con Francia, de incluir a Venezuela en el grupo de países mediadores, a pesar de la posición del gobierno colombiano. Según Marco Aurelio García, asesor del presidente Lula y privilegiado interlocutor de Chávez, “se pretende crear un grupo funcional que tenga credibilidad”.


Más delicada es la actitud de Francia. Su gobierno transmite el mensaje a la guerrilla de que sus objetivos son posibles y actúa como martillo contra la administración Uribe. El presidente Sarkozy pidió "no excluir ninguna colaboración útil” para la liberación de los secuestrados, insiste en la intervención de Chávez y habla con él a espaldas de Bogotá. Tal comportamiento es recibido por las FARC como un triunfo de su estrategia y, en últimas, es un aliento al terrorismo.


Iván Márquez de las FARC y Hugo Chávez en el encuentro de noviembre pasado en el Palacio de Miraflores.


En el plano militar, se destapa un frente más peligroso protagonizado por el “general de hombres libres”, como llaman las FARC a Daniel Ortega. Al reclamo de beligerancia a la guerrilla agregó la amenaza de una guerra con Colombia, arguyendo, ante el Secretario General de la ONU y en la OEA, falsas acusaciones de hostilidad y de violación a la soberanía nicaragüense. Quiere, al parecer, excusar una acción militar con asistencia venezolana. No puerilmente Ortega discutió la situación con Chávez.


Pero de la retórica provocadora se saltó a la provocación militar. Hace unos días el propio Ortega señaló que su fuerza naval capturó un barco pesquero, “porque el permiso debió ser extendido por Nicaragua y no Colombia”. La operación militar se realizó en mar colombiano, “unas millas al este del meridiano 82" que marca el límite fronterizo entre ambos países y que es objeto de disputa por Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia. Ese acto violatorio de la soberanía perseguía ser el detonante de una crisis militar. El gobierno Uribe obvió el hecho, pero aunque tal actitud de prudencia sirve para evadir momentáneamente el tablado que montan Chávez y Ortega, hay que preguntarse: ¿Hasta dónde y hasta cuándo podrá evitarlo?


Idéntico propósito persigue calificar a Colombia como cabeza de playa de una invasión estadounidense a Venezuela. Aunque eso genera nacionalismo y contribuye a invisibilizar la caída de su popularidad, no hay que descartar que Chávez quiera justificar un ataque preventivo a territorio colombiano o promover su propia Bahía Cochinos, es decir, un evento militar sobre el cual se construya el mito de indestructibilidad de la revolución.


Estamos ante los preparativos de un complejo escenario bélico. A la luz de las enseñanzas de Liddell Hart, los movimientos descritos corresponden a una estrategia de aproximación indirecta que “disloca” completamente las fuerzas militares colombianas, actualmente concentradas en el combate a las FARC. Se les compele a “un súbito cambio de frente que implica dislocar la distribución y organización de sus fuerzas”, obligándoseles a enfrentar simultáneamente una ofensiva general de la guerrilla, anunciada por “Tirofijo” a comienzo de año, y por lo menos dos frentes externos: Nicaragua y Venezuela. Esa hipótesis no debe obviar que las agresiones de ambos países se complementen con abierto respaldo militar a las guerrillas. ¿Se pretenderá en ese caso que la paz incluya el Estado fariano al sur del país?


¿Cómo actuar? La respuesta es una audaz diplomacia orientada a la opinión pública internacional, a la vez que consolidar y concretar alianzas claves en una política de disuasión. Paradójicamente, la tenaza farchavista lleva a Colombia a profundizar su alianza con Estados Unidos y a la conveniencia de ofrecer su territorio a la base militar que reemplazará la de Manta en el Ecuador. Es urgente acoger la sugerencia de José María Aznar de algún tipo de asociación estratégica de Colombia con la OTAN, en el marco de la defensa colectiva y de la lucha contra el terrorismo.


Empero, es un error endosar totalmente a las virtudes de la diplomacia o a la confianza en una alianza la capacidad de defensa. Colombia debe fortalecerse militarmente con miras a rechazar una agresión externa, camino iniciado con la compra de aviones Kfir a Israel y requiere un plan de acción integral en las áreas fronterizas, que son estratégicas y que no son la prioridad de la Política de Seguridad Democrática. Por lo pronto, la iniciativa de republicanos y demócratas de estudiar la inclusión de Venezuela en la lista de países que apoyan el terrorismo es buen primer paso, así como, la oferta de España de estar con el gobierno colombiano “cuando deba enfrentar un problema de soberanía en su frontera”. ¿Rodríguez Zapatero habrá visto lo que muchos se niegan a ver?


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viernes, 22 de febrero de 2008

RECOMENDADO


OBAMA, VISTO POR UN NEGRO COLOMBIANO

Daniel Mera
EL TIEMPO / CASA DE AMÉRICA
20 de febrero de 2008

¿Qué pueden aprender la sociedad colombiana y los ciudadanos negros de este país del fenómeno Obama?

En Estados Unidos, los afroamericanos son el 12 por ciento de la población; la abolición de la esclavitud llevó a la guerra civil en 1862-1865; hubo segregación racial y movimiento de los derechos civiles que la eliminó; existen dos Américas negras: la próspera y la pobre, y la identidad de raza es muy alta, lo que posibilita el poder político y, en buena medida, el poder económico (vía consumo).

En Colombia, los afrocolombianos somos el 10 por ciento de la población (quizás el 15 por ciento con un mejor censo y más autorreconocimiento); la abolición de la esclavitud llegó en 1851, porque Bolívar no pudo imponer, en 1821, su promesa de libertad por la guerra de independencia. No hubo segregación racial y tuvimos el primer ministro negro en 1876; en lugar de conflicto racial mantuvimos, hasta 1991, una idea de nación mestiza, que ignoraba a los negros; la identidad étnica es mediana y los concomitantes poderes político y económico son bajos; la clase media negra, un 20 por ciento, apenas comienza a hacer activismo por la mayoría pobre.

Las experiencias nacionales han sido diferentes: la mayor parte de la historia era mejor ser negro en Colombia que en Estados Unidos. Sin embargo, en algunas bibliotecas públicas hay afiches de Martin Luther King y Malcolm X, y no del Almirante Padilla o de Luis Antonio Robles. En buena hora, Barack Obama ha llegado para capturar la imaginación política de las sociedades con minorías negras.

La primera lección es para la sociedad colombiana. Obama es posible porque existe un "sueño americano", un ideal superior compartido de justicia y libertad al alcance de todos mediante el trabajo y el buen gobierno. Obama va ganando porque representa un nuevo liderazgo para el sueño americano. Nosotros apenas tenemos unas ideas para el sueño colombiano, sin la voluntad colectiva necesaria para lograr la civilización y, en la batalla, terminar de definir quiénes somos y queremos ser.

Las otras grandes lecciones de Obama serán fácilmente asimiladas por la gran mayoría de colombianos negros. El "Sí que podemos" de Obama nació como un "Sí puedo" cuando parecía imposible que aglutinara una "nueva mayoría nacional". Aceptar las reglas de juego más exigentes, sin quejarse. Obama no pidió que lo juzgaran con reglas diferentes.

Creer firmemente en un destino compartido sin recordar las heridas del pasado. Los blancos que votan por Obama saben que pueden confiar en él. Estar dispuestos a anteponer el interés nacional al del grupo étnico. El 80 por ciento de los afroamericanos que vota por Obama sabe que él no llegaría al poder a gobernar con criterio étnico. También sabe que es uno de los suyos, y por eso Obama no ha tenido que apelar a su color.

El color se nota, y seguro no piensa en eso durante el día. Si acaso, cuando llega a casa en la noche, con el insecticida para hormigas que le ha encargado su esposa Michelle.

Daniel Mera es miembro de la junta directiva de la Fundación Color de Colombia.

Periodista de la Revista Semana

jueves, 21 de febrero de 2008

RECOMENDADO

MARGEN CULTURAL

Un blog para debatir sobre cultura, historia, temas constitucionales y derechos humanos:

Su creador es nuestro amigo Francisco Barbosa. Candidato a Doctor (Ph.d) en Derecho Público de la Université de Nantes (Francia), Magíster en Derecho Público de la Universidad Externado de Colombia, Magister en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana. Investigador del Centre d'études Régulations publiques des espaces, de l'économie et de l'environnement de la Université de Nantes.

INGRESE A: www.margencultural.blogspot.com

RECOMENDADO

EL IDIOTA MORAL EUROPEO

Edurne Iriarte

EL TIEMPO

Si nosotros, los europeos, ignoramos durante años los millones de crímenes estalinistas, también los nazis al principio, con mucha más tranquilidad hemos dado la espalda a los cientos de miles de crímenes de los terroristas colombianos. Las víctimas colombianas están muy lejos y las excusas ideológicas de los criminales muy cerca. Son las mismas que las de todos los terrorismos de extrema izquierda, las mismas que las de Eta. Algunos europeos aún las comparten y ni siquiera reconocen a los asesinos. Sospechan de las propias víctimas y de los demócratas colombianos.

Por eso hemos tardado varias décadas en salir a la calle en Europa y en el resto del mundo a decir "Basta ya a las Farc", como lo hicimos el 4 de febrero. Quienes hasta ahora hablaban en Europa eran los ideólogos del conflicto, los que sí entienden que los crímenes de los paramilitares son sólo crímenes, pero persisten en confundir los otros crímenes, los del otro terrorismo, con el conflicto.

Y luego viene el otro lado de la idiocia moral europea. Aun hace sólo una semana, una prestigiosa y respetable revista francesa de centroderecha preguntaba al Presidente colombiano por qué llamaba terroristas a la guerrilla. O si su política antiterrorista era fruto de la venganza porque su padre fue asesinado por las Farc. Preguntaba el idiota moral europeo. Desde la izquierda, llama conflicto al crimen. Desde la derecha, llama venganza a la firmeza democrática. Demasiadas aberraciones, demasiada ignominia contra las víctimas colombianas para que un día de protesta sea suficiente. Queda un largo camino para que Europa repare su deuda moral con Colombia.

miércoles, 20 de febrero de 2008

RECOMENDADO


EL DILEMA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Revista Poder

No importa cuántos millones fueron: la manifestación fue contundente. Que las FARC son inmunes a la protesta ciudadana, dicen muchos. Tal vez. No obstante, parece innegable que las FARC están considerablemente reducidas en lo militar y necesitan recuperar espacio político en el escenario internacional. Chávez se ha convertido en su salvavidas pero, no por salvarlas a ellas, dejará que lo arrastren a él.

Puede ser que las FARC no escuchen pero Chávez sí lo hará: es de esperar que empuje por más liberaciones. También es probable que, una vez liberados los civiles, las FARC insistan en un acuerdo humanitario entre lo que ellos considerarían prisioneros de guerra – militares y policías por guerrilleros presos - . Con Chávez haciéndoles eco, y algún que otro signo de respeto al derecho internacional humanitario, les parecerá menos ilusorio acceder al estatus de beligerancia.

De ahí en adelante, ¿qué? Dos posibles escenarios surgen: uno de paz y otro de guerra. En el primero, las FARC abren una negociación de paz y posicionan un candidato chavista para las elecciones presidenciales del 2010 – la revolución bolivariana por la vía pacífica – . En el segundo, la ayuda de Chávez se materializa para hacer mejor la guerra – la revolución bolivariana por la vía de armas - . ¿Le apostará Chávez a uno de ellos?

viernes, 8 de febrero de 2008

RECOMENDADO


LA SIMPLIFICACIÓN DEL CONFLICTO ENTRE URIBE Y CHÁVEZ
El Tiempo
LEÓN VALENCIA

He asistido en los últimos dos meses a varios foros donde se discuten las diferencias entre Colombia y Venezuela y he visto con asombro que hay una tendencia dominante a reducir el conflicto a la locura de Chávez y a sus delirios expansionistas. Incluso gente culta e informada se atreve a esta simplificación.

El rumbo político que han tomado los dos países es muy distinto y los factores de conflicto no son menores. El futuro de las relaciones es incierto y solo una toma de conciencia de la gravedad de la situación y un esfuerzo inmenso por reducir las tensiones puede evitar la marcha hacia un escenario catastrófico.

El contraste político no podía ser mayor. Mientras Uribe encarna un populismo de derecha de corte autoritario, Chávez representa un populismo de izquierda y un autoritarismo no menos agresivo.

Ambos han tenido un gran respaldo popular, aunque en el momento el mandatario venezolano, que lleva más años en el poder, acusa un desgaste en las encuestas.

Nada más explosivo que la relación entre dos mandatarios con proyectos políticos tan contradictorios, con una frontera común extensa, un intercambio comercial decisivo -al menos para una de las partes- rutas de narcotráfico que unen a los dos países y viejos reclamos territoriales de por medio.


Con otro ingrediente de tensión: las relaciones con Estados Unidos en la fanática era de Bush. Mientras Chávez, sentado en unas reservas petroleras envidiables, se alejaba más y más de Washington, nuestro mandatario buscaba cobijo seguro en el rancho americano.

En Caracas floreció la idea de que Colombia sería la cabeza de playa de una intervención militar norteamericana en el territorio venezolano y en Bogotá la preocupación -alimentada desde la Casa Blanca- de que quizás las guerrillas colombianas estarían recibiendo un considerable apoyo soterrado de Venezuela y los narcotraficantes una franquicia descarada para sus operaciones.

Ahora nos enfrentamos a tres posibles escenarios: uno, optimista, en el cual se normalizan las relaciones, quizás con la mediación de líderes como Castro, Lüla o Carter, se levantan los obstáculos al comercio y se activan nuevamente todos los mecanismos de integración. Pero esto implicaría una vuelta de Chávez a las gestiones de paz y un cambio de rumbo de Uribe en la estrategia frente a las guerrillas.

Otro, especialmente trágico, en el cual la cadena de agresiones y de maniobras políticas continúa hasta derivar en incidentes bélicos en la frontera. Colombia tendría como aliada, por momentos, a la oposición política venezolana y apelaría a una intervención punitiva de Estados Unidos. Pero Chávez tendría como parte de su ejército a los guerrilleros colombianos y contaría con la solidaridad o la neutralidad de la gran mayoría de los países de América Latina.

Y un tercero, en el cual las cosas siguen, como ahora, por un período. Chávez mantiene una interlocución con las guerrillas sin traspasar el ámbito político, y Uribe le permite que siga jugando un papel protagónico en la liberación de los secuestrados. El comercio sufre algunos tropiezos, pero no un completo descalabro. El Palacio de Nariño no responde a las agresiones verbales que salen del Palacio de Miraflores.

Es posible que me tachen de tremendista por hablar de posibilidades de guerra, pero este escenario no es descartable y Uribe debería considerarlo. La conformación de un grupo especial de crisis conformado por un general avezado, un empresario representativo de los intereses que están en juego y un diplomático conocedor de los asuntos venezolanos, le podría ayudar a buscar los caminos menos tormentosos para nuestro país. En todo caso no debería engolosinarse con la popularidad que le da el plantarle retos a Chávez.

lvalencia@nuevoarcoiris.org.co

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jueves, 7 de febrero de 2008

OPORTUNISMO O ESTUPIDEZ DEL PARTIDO DE LA U

Así como se rechazó la actitud comprensiva frente al terrorismo del Polo Democrático Alternativo y de sectores del Partido Liberal, del mismo modo los ciudadanos debemos repudiar que se pretenda vincular la marcha del 4F con la propuesta de reelección presidencial hecha por el Partido de la U.
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El planteamiento tiene un innegable sabor oportunista, a menos que se trate de una muestra de incomensurable estúpidez.
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Pareciera que se quiere cabalgar sobre una manifestación ciudadana que no tuvo color político y en la que participaron amigos y opositores del gobierno. Nunca fue un plebiscito a favor del presidente Álvaro Uribe, aunque si un apoyo a una política gubernamental basada en la firmeza y en la aplicación de la Constitución y la ley.
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La sugerencia hecha por la U concede argumentos a quienes, con sofismas de distracción y desde una actitud de justificación del crimen y de la acción armada, se negaron a decir NO MÁS FARC. También a los sectores políticos y a las propias FARC que están empeñadas en el fracaso del camino de resistencia civil y rebeldía contra el terrorismo que se inció el 4 de febrero.
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¡Grave error!

martes, 5 de febrero de 2008

RECOMENDADO

EL CAMINO EQUIVOCADO

LAURA GIL
EL TIEMPO
/ 5 de febrero de 2008

Algunas voces han solicitado que el Gobierno lleve al Consejo de Seguridad de la ONU la controversia con Venezuela. Esto constituiría un error.

Es verdad que la tensión bilateral debería recaer en el mandato del Consejo de Seguridad, el órgano internacional encargado de "mantener la paz y seguridad internacionales". El presidente venezolano representa una amenaza de no poca monta.

"Colombia está fraguando una confrontación bélica para obligarnos a una respuesta", afirmó. Cabe preguntarse: ¿respuesta a una acción de guerra o fabricación de justificaciones para emprenderla?

El pronunciamiento parece apuntar a una argumentación de defensa preventiva.

Una confrontación de tropas regulares es poco probable. Más bien, la cooperación directa y robusta con las Farc podría ser considerada desde la orilla vecina como una defensa preventiva.

Vale la pena recalcar que un vínculo estrecho con la guerrilla puede terminar comprometiendo la responsabilidad estatal de Venezuela e incluso la responsabilidad penal del presidente Chávez por los crímenes cometidos por las Farc.

El Consejo podría determinar que la situación constituye "una amenaza a la paz y seguridad internacionales". En el mejor escenario, sus resoluciones, de obligatorio cumplimiento, condenarían la actitud de Venezuela, exigirían el cese de todo auxilio a las Farc y advertirían de las consecuencias de una acción bélica contra Colombia. Podrían ir más allá: el Consejo ha adoptado embargos de armas contra Estados que patrocinan a grupos armados no estatales. Pero no nos dejemos tentar por las posibilidades porque son muchos los peligros.

Si bien un texto jurídico -la Carta de las Naciones Unidas- rige el Consejo de Seguridad, este no deja de ser un órgano político compuesto por 15 Estados miembros. Venezuela contaría con aliados en el Consejo. ¿Acaso no es Libia miembro de él? Los largos tentáculos de los petrodólares podrían conseguir unos cuantos más. Algunos utilizarían a Colombia para expresar su oposición a Estados Unidos y, en Latinoamérica, pocos están dispuestos a controvertir a Chávez. Rusia es el principal proveedor de armas de Venezuela, y China continúa multiplicando la compra de su petróleo.

De otra parte, desafía la imaginación especular sobre la posición de Francia si se le abre la compuerta para deliberar sobre los secuestrados.

Además, el Consejo de Seguridad no cuenta con una lista de organizaciones terroristas, que permita requerir de Venezuela la aplicación de la Resolución 1373, el marco jurídico de la ONU en la lucha antiterrorista.

¿Por qué tendría Colombia que ofrecerle en bandeja a Venezuela una plataforma internacional? Basta con imaginarse al presidente Chávez vociferando contra el "peón del imperio" desde Nueva York. Ya lo estaría haciendo si sus planes para acceder al Consejo hubiesen cuajado. Bien hizo la embajadora María Ángela Holguín en depositar el voto contra Venezuela. En aquel entonces, muchos se lo reclamaron.

Más importante aun, al internacionalizar el problema con el vecino, se pone sobre la mesa el conflicto armado en su conjunto. No se discute que existen las condiciones para que el Consejo lo considere una amenaza a la paz y seguridad internacionales -fronteras porosas, violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, desplazamientos masivos de personas, narcotráfico, contrabando de armas, toma de rehenes e injerencia de países vecinos-. Pero el Gobierno colombiano, cualquiera él fuera, deberá asegurarse que su inclusión en agenda se dé en condiciones más favorables.

Hoy, los debates en la ONU no harían más que alimentar la confrontación bilateral. Por ahora, es preferible el silencio del Consejo de Seguridad.

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domingo, 3 de febrero de 2008

SOBRE LA LIBERACIÓN DE TRES EX CONGRESISTAS

El 25 de agosto de 2007, cuando apenas comenzaba la mediación de Chávez, escribimos en la columna "Chávez y la llave de la paz" (ver índice):

"Aunque es posible que se dé la liberación total de los secuestrados, en realidad es poco factible. Las FARC no cederán en el despeje de Florida y Pradera y en reintegrar a sus filas los guerrilleros presos, puntos en los que afortunadamente Uribe es aún ``inamovible''.

Esa situación conduciría más bien a un fracaso que Uribe utilizaría para legitimar el rescate militar y Chávez para desvirtuar vínculos con la guerrilla. No obstante, eso no comulga con el tratamiento que deben dar las FARC a quien consideran su principal y potencial socio estratégico. Tampoco con el expansionismo chavista.

Se abre entonces un escenario intermedio. Es más probable que liberen uno o varios secuestrados, pues la lógica terrorista y su experiencia les indica que son los cautivos quienes les permiten obtener réditos políticos. Preferirá soltarlos a cuentagotas, a medida que sus planes avancen, sin descartar una nueva masacre, como la de los once diputados, para mantener la agenda y disuadir operaciones de rescate.


Chávez aparecerá en esa escena como el hombre que tiene la llave para la paz y Uribe como el obstáculo. Se reiterará que no habrá paz mientras no haya un gobierno que privilegie la negociación, desmilitarice territorios y confine a las fuerzas armadas a los cuarteles. Para ambientarlo las FARC habrán aprendido que cada acción militar fortalece la línea dura del gobierno y quizás enfaticen en generar hechos políticos y hacer propaganda. Ya debieron percatarse que en las coyunturas en que su discurso se posiciona, como la marcha de Moncayo, Uribe queda a la defensiva".

El anuncio de la liberación de tres secuestrados debe recibirse positivamente, pero no pasar por alto que se trata de un intento de manipular los ciudadanos, antes de la marcha del 4F.

Lo que es evidente es que el anuncio es ya un primer triunfo de la firmeza con la cual la sociedad colombiana ha hecho sentir su rechazo a las FARC .

La primera enseñanza de la convocatoria a la marcha es que Colombia debe mantener la movilización ciudadana contra las FARC para lograr que todos los secuestrados regresen a casa y se acabe el terrorismo.

viernes, 1 de febrero de 2008

EL HITO DEL 4F

EL NUEVO HERALD - Miami - Publicado el sábado 02 de febrero del 2008 / www.semana.com

RAFAEL GUARÍN

Un grupo en Facebook denominado “Un millón de voces contra las FARC” puede haber comenzado el cambio de actitud ciudadana frente al terrorismo, indispensable en el camino a la paz. La iniciativa originó la convocatoria a rechazar rotundamente el 4 de febrero la violencia “fariana”.

Algunos apresuradamente consideran que se trata de otro esfuerzo sin mayores repercusiones, ante una guerrilla autista que desprecia la opinión pública. Al fin y al cabo, de acuerdo con Andrés Paris, ex - negociador de las FARC, ésta “termina siendo el resultado practico de las campañas informativas”, por lo que las manifestaciones ciudadanas las adjudican a la manipulación mediática del “enemigo de clase”.

Pero ahora es distinto. Las FARC y sus camaradas camuflados en la legalidad lo saben. Nunca antes el país se movilizó con el exclusivo fin de repudiarlas. Aunque el reproche social siempre ha estado implícito, las voces eran más vehementes a la hora de implorar la libertad de los secuestrados, negociar con las guerrillas o rechazar de manera generalizada la violencia. Lo importante de la actual coyuntura es que la consigna del 4F contribuye a romper la lógica terrorista y conseguir en el mediano plazo doblegar la voluntad de lucha guerrillera.

El cálculo clásico del terrorismo enseña que su propósito es provocar un comportamiento de la población o de los gobiernos, favorable a sus pretensiones, a través de acciones violentas y planificadas que generan miedo y espanto en la población, al tiempo que apoyo de sus simpatizantes.

Desde esa perspectiva, producir una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario es fundamental para someter la voluntad de la sociedad, dividirla y lograr que una parte de ella justifique su accionar o incluso adopte su discurso. El miedo y el espanto son tan efectivos que trasladan la responsabilidad de los actos terroristas a los gobiernos y lleva incluso a la defensa de sus autores. Tiene razón la profesora Edurne Uriarte, al afirmar que el “miedo sostiene la irresistible tendencia de muchos ciudadanos de apoyar cualquier forma de negociación con los asesinos, la atracción por la cesión y la rendición”.

La unidad contra el terrorismo despedaza ese presupuesto. La permanente movilización implica que los ciudadanos no se dejan subyugar, tampoco manipular y que lejos de justificar repugnan las acciones violentas, tornándolas infructuosas. De esa forma, el 4F es el primer ladrillo de un muro que desde la sociedad civil se puede construir, no sin dificultades, para impedir el avance terroristas y restringir el campo de acción de quienes en la legalidad lo patrocinan y legitiman.

Como lo recuerda el psicólogo Luis de la Corte, una forma de desaparición de este tipo de organizaciones es su decisión de “sustituir el terrorismo por una estrategia de acción política pacífica o institucional”, debido a que la “la violencia ha sido inútil”. Pero son las actitudes de rechazo o cesión ante el chantaje terrorista las que determinan esa inutilidad o utilidad; en otras palabras, la persistencia del terrorismo depende no sólo de la eficacia del Estado para combatirlo sino de la valentía con la que la sociedad lo enfrente.

Si bien esta puerta se abre con el 4F, la división de la dirigencia política se convierte en el principal obstáculo. Al parecer en el Polo Democrático y en reductos populistas del Partido Liberal sigue pesando más el antiuribismo que el terrorismo. Se dedicaron a petardear la marcha calificándola de guerrerista, luego negándose a asistir, para terminar, en el caso del Polo, armando el mismo día una concentración diferente con el fin de desvirtuar la contundencia del mensaje antiterrorista y pretender reventar así la empresa del 4F.

Obviando a Piedad Córdoba, el caso del Partido Comunista, enclavado en el Polo, es el más patético. Mientras directivos como Carlos Lozano rechazan el 4F argumentando que participar sería “sumarse a las hordas de la violencia y la intolerancia”, defienden la “vigencia del movimiento guerrillero y la validez de la lucha armada”.

Esperemos que este sea el hito que inicie una nueva etapa en la que la determinación ciudadana se imponga sobre las divisiones políticas, los sofismas de distracción y los discursos justificadores que legitiman, dentro y fuera de Colombia, la violencia fariana. También para que quienes no condenan a las FARC asuman en las urnas el costo de su complicidad o indiferencia.

Nota: En Miami es a las 10:00 a.m. en el Consulado de Colombia. 280 Aragon Avenue, Coral Gables.

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