jueves, 25 de diciembre de 2008

"LOS NUEVOS JACOBINOS"

SEMANA.COM / 24 de diciembre de 2008

Rafael Guarín
La elección del nuevo Procurador dejó claro que en Colombia se puede emplear la hoguera por razones religiosas. Algunos columnistas, “analistas” y medios de comunicación erigidos en una nueva modalidad del inhumano Tribunal de la Santa Inquisición quisieron quemar vivo a uno de los candidatos por el pecado de ser un “extremista católico”, es decir, un católico practicante.
En su concepto era una herejía solo pensar que Alejandro Ordóñez estuviera al frente del Ministerio Público porque sus convicciones religiosas eran incompatibles con la defensa de los derechos humanos. Tal observación quiere sentar el precedente de veto a todo aquel que tenga firmes convicciones religiosas para ocupar cargos en las Cortes, la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, la Presidencia de la República y, en general, en todas las demás instituciones que de una u otra forma tengan que ver con las libertades y garantías democráticas.
Hasta la justificación del voto que hizo el senador Gustavo Petro repite lo mismo: “Vimos que podíamos incidir y amortiguar los efectos perversos anunciados sobre la población que defendemos, mujeres y LGTB, por efecto de las creencias del nuevo Procurador”. En otras palabras, el argumento de la mayoría de la bancada del Polo Democrático para votar por Ordoñez fue el de impedir las consecuencias siniestras derivadas de sus creencias católicas o de lo que la misma carta califica de “fanatismo religioso”. Si esa es su opinión de Ordóñez, ¿no era más coherente votar por otro candidato o no participar de la elección? No es serio apoyar a quien se considera perverso y fanático.
En todo esto hay una gran equivocación y exceso de malevolencia. No se puede inferir que de las firmes convicciones religiosas, en este caso católicas, se tengan que derivar actuaciones perversas. Son prejuicios y demostraciones de animadversión respecto a quienes tienen uno u otro credo religioso. Son las mismas razones que inspiran las histéricas, excitadas y convulsivas columnas más propias del llamado “problema religioso del siglo XIX” que de una concepción auténticamente liberal, en la que se arropan hábilmente para lanzar descalificaciones. Con descomunal ignorancia confunden la demanda liberal de separación del Estado y la Iglesia, con separar del Estado a quienes profesan determinadas convicciones religiosas.
Resulta que a los ojos de estos nuevos jacobinos la guillotina debe aplicarse en Colombia a todas las aspiraciones a empleos públicos que tengan en el futuro musulmanes, cristianos, católicos y de otros credos que no solo de labios hacia afuera se reconozcan como tales, sino que vivan en consonancia con sus convicciones religiosas.No es raro. En un mundo en que lo extraño es que haya coincidencia entre lo que se dice y lo que se hace, quien defiende abiertamente sus creencias y ambiciona vivir conforme a ellas es un extremista.
Lo más curioso es que se dedicaron a ondear la bandera de los derechos humanos atropellando los de todas aquellas personas (¡fanáticos! dirán…) que en ejercicio de las libertades que garantiza la constitución son coherentes y consistentes con su religión, sea cual sea. ¡Qué todo el mundo quede notificado! ¡A partir de ahora hay que esconder las convicciones religiosas si se pretende llegar a un cargo público!
Tal actitud es una flagrante violación de los derechos humanos. Es una oda a la discriminación y una vuelta a los bárbaros criterios del pasado. Nada más antidemocrático que reprochar a los semejantes por sus creencias religiosas. ¿A dónde quieren llegar? ¿A satanizar a todo el que no comparte sus posiciones frente a la religión? ¿Será que estamos ad portas de una cruzada para que de la dirección del Estado se excluya a quienes viven conforme a un credo religioso?
Hay que darle un compás de espera al nuevo procurador. Ordóñez deberá actuar conforme a la reglas del Estado social de derecho, lo que supone que está sujeto a las facultades y obligaciones constitucionales y legales. Aún en temas como el aborto tendrá que atenerse a la jurisprudencia de la Corte Constitucional. Deberá garantizar que sus convicciones personales no alteren el buen funcionamiento de la Procuraduría y no olvidar que como funcionario debe actuar únicamente atendiendo a la ley. Si su conducta es otra, los ciudadanos estamos en todo el derecho de censurarlo.
No es conveniente para la democracia que discursos como los señalados hagan carrera y que recuerdan al Comité de Salud Pública, a cargo de Robespierre y Saint – Just, que buscaba aniquilar a los contrarrevolucionarios y “extirpar el fanatismo”, esto es, “la religión” de Francia. Los que con su actitud de discriminación, intolerancia religiosa e irrespeto a la libertad se las dan de “progresistas” demuestran que son realmente quienes están en el fondo de la caverna.
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jueves, 18 de diciembre de 2008

"LA GUERRA POR AMÉRICA LATINA"





EL NUEVO HERALD - 18 de diciembre de 2008

RAFAEL GUARIN

Madrid -- ¿Podría América Latina ser un escenario de confrontación geopolítica capaz de amenazar la seguridad y la paz internacionales? Si bien el acceso a recursos energéticos concentra la atención en el Oriente Medio, el Cáucaso y el centro de Asia, paulatinamente Latinoamérica se está convirtiendo en otro punto de puja. Los titulares de las últimas dos semanas testimonian una agenda de acuerdos y consolidación de alianzas: el presidente ruso Dimitri Medvedev visitó Perú, Brasil, Venezuela y Cuba, mientras que en Teherán se reunieron Rafael Correa y Mahmud Ahmadineyad.

Estas relaciones no deberían inquietar si no se inspiraran en la máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Basta revisar las declaraciones de las últimas semanas para comprobarlo. El presidente Correa dijo que su ''intención en las relaciones estratégicas con Irán es promover una verdadera identidad con el Ecuador'' y ''conseguir la independencia de Estados Unidos''. En otras palabras: sellar una alianza para enfrentar un enemigo común. A Correa no le importa que el gobierno fundamentalista de Ahmadineyad quiera ''borrar a Israel del mapa'' y que la comunidad internacional lo perciba como potencial peligro nuclear. Tampoco que tenga relaciones con grupos terroristas del Medio Oriente, al fin y al cabo, él mismo las ha mantenido con las FARC. Su visita, por el contrario, derivó en cooperación militar, compra de armamento a Irán y apoyo a su programa nuclear.

Pero la cercanía de Irán se extiende particularmente a los países que integran el bloque de la revolución bolivariana. Chávez ha servido de base de operaciones para que en América Latina Ahmadineyad abra camino con sus petrodólares. Paralelamente penetra Hezbolá. El mensaje de felicitación de Nawaf Musawi, encargado de ''relaciones exteriores'' del grupo terrorista, al camarada Chávez, con ocasión de las elecciones regionales, es clarísimo: ``Dicha victoria refleja la gran confianza del pueblo venezolano en la lucha contra la hegemonía estadounidense''.

Por otro lado, la gira de Medvedev y los ejercicios militares conjuntos en el mar Caribe obedecen a una lógica similar. Las relaciones de Rusia y Estados Unidos han venido deteriorándose desde que se hizo pública la iniciativa Bush del escudo antimisiles y se agravaron con el apoyo a la independencia de Kosovo, la guerra en Georgia y la presencia militar norteamericana en su área de influencia. La rivalidad entre ambas naciones es inevitable en la medida que Rusia pretende ocupar el espacio de poder perdido con la disolución de la URSS y la Casa Blanca quiere mantener la unipolaridad.

El gobierno venezolano aprovecha las contradicciones para hacerse con un aliado y construir una política de disuasión ante una eventual intervención militar estadounidense. Podrá sonar fantástico, pero toda su política de seguridad y defensa nacional está diseñada sobre esa hipótesis de guerra. No en vano el ministro de Defensa, general Gustavo Rangel, agradeció a Rusia ''la voluntad política de apoyarnos y cooperar con nosotros, con miras a garantizar nuestra seguridad y soberanía''. Esa voluntad se constató durante el 2005 y el 2007 en contratos suscritos por Caracas y Moscú, por $4,400 millones para abastecer de armas a Chávez.

El presidente ruso es consciente del valor estratégico de América Latina: ''Es una región de rápido desarrollo, en la que se concentran importantes recursos tanto intelectuales como naturales'' y ''habitan pueblos que desean cooperar con Rusia''. Que no quede duda, los rusos y los iraníes llegaron para quedarse.

Un tercer país que juega duro en la región, pero con estilo muy diferente, es China. Tiene acuerdos de libre comercio con Chile y Perú y el próximo 19 de enero comienza negociaciones con Costa Rica. A su favor cuenta la irresistible atracción de un mercado de 1,300 millones de consumidores y que sabe colocarse por encima de reyertas ideológicas regionales.

Lo sorprendente es que todo esto no es suficiente para que el gobierno de Bush despierte. Su posición fue minimizar la presencia militar rusa, la misma que durante los últimos años aplicó a la revolución bolivariana y que terminó por facilitar la elección de gobiernos encabezados por populistas y extremistas antinorteamericanos. Esperemos que el presidente Barack Obama lo corrija. América Latina no es sólo un mercado, sino una zona estratégica para la seguridad de los Estados Unidos. Minimizar los alcances de una alianza entre Venezuela, Irán y Rusia puede tener efectos impredecibles para la seguridad y la paz internacionales en el mediano y largo plazo.

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lunes, 15 de diciembre de 2008

COLUMNA INVITADA


Jueves 11 de diciembre de 2008 / SEMANA.COM

LA SILENCIOSA ESTRATEGIA DE LAS FARC
César Augusto Castaño Rubiano*

El común de los colombianos sigue observando a las Farc como una organización estrictamente militar. Para esa gran mayoría, la guerra tiene como único escenario el campo de batalla. De ahí que las muertes de los jefes, las capturas, las incautaciones de material y todo aquello que pueda presentarse a través de los medios, se convierte en ejemplo de efectividad gubernamental y referente de victoria militar.

Sin embargo, es importante saber que las Farc a la vez que han afrontado la política de seguridad democrática, han afinado también un eficaz instrumento de acción desconocido para muchos. Para comprender esta amenaza, poco enfrentada, vale la pena recordar cómo surgió esta compleja “arma de guerra”, quién la diseñó, qué tareas cumple y como actúa en provecho de Alfonso Cano y de la organización ilegal que él dirige.

En la época de la zona de distensión, las Farc encontraron graves deficiencias en las tareas prioritarias que tenían para el cumplimiento de su plan estratégico. Entre ellas, el trabajo político, la organización de masas y la penetración e infiltración del aparato estatal. Teniendo en cuenta tales necesidades, decidieron buscar una solución práctica a sus requerimientos, para ello se empeñaron en el diseño de una estructura política clandestina que, aunque distinta del movimiento bolivariano, compartiera los mismos principios revolucionarios y se complementaran.

Este trabajo de filigrana estuvo a cargo de Cano, quien utilizó como referente, entre otros textos, un libro titulado “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión”. Esta obra de 1919 por un anarquista belga conocido como Victor Serge, está basada en el modus operandi de la “Ojrana”, la temida policía secreta zarista. El autor tras estudiar las principales debilidades de ese aparato de seguridad, dedicó capítulos enteros a desmitificar el poder de los servicios de inteligencia. Ofreciendo también, consejos a los militantes del partido para su seguridad personal, el manejo secreto de la documentación y la utilización de técnicas de provocación, entre otros.

Pero Cano sabía que además de estas lecturas, debía confrontar la teoría con la práctica, por ello acudió al estudio de las experiencias exitosas de organizaciones internacionales clandestinas o secretas, especialmente la vietnamita. El trabajo dio como resultado, el diseño de un partido político clandestino, de principios comunistas, con disciplina militar y dirigido directamente por “altos mandos” guerrilleros. A este naciente “Partido comunista colombiano clandestino”, PC3, se le dotó de una estructura y unos estatutos que lo reglamentaron. Entre sus tareas están la consolidación, impulso y vigilancia del Movimiento Bolivariano, actividades de inteligencia estratégica, infiltración y penetración del sector estatal y la estructuración de planes políticos avalados por el estado mayor.

Pero ¿cuál es la utilidad del trabajo desarrollado en estos años de seguridad democrática por esta estructura y como lo aprovechará Cano?. Hay que tener en cuenta, que el jefe guerrillero una vez asumió el poder, catapultó a Pablo Catatumbo al secretariado, y a varios de sus “cuadros” cercanos en la dirección de Estados Mayores de Bloques y Frentes. Por otra parte está reestructurando desde la base, recomponiendo los perfiles de los mandos, y subordinando las órdenes militares al escrutinio de las comisiones políticas.

En Cano hay algo que lo diferencia del resto de miembros del Secretariado, y es su claridad frente a lo político y la importancia de emplear eficazmente la estructura que ha diseñado. En algunos documentos de estudio encontrados en un campamento por el Ejército en 2005, Cano escribió “El objetivo político de las Farc-Ep es la toma del poder para el pueblo. Con ese norte se ha diseñado un Plan Estratégico en el que juegan papel preponderante tanto el Ejército Revolucionario como otras formas organizativas ligadas al trabajo fariano como las milicias, el Partido Comunista Clandestino (PC3) y el Movimiento Bolivariano”. Por lo anterior es obvio concluir, que todos estos elementos clandestinos han venido desarrollando un trabajo silencioso, durante estos seis años, lejos de persecuciones y tras objetivos rentables.

Cano no puede alejarse de la línea que ha marcado su presencia en la organización. Prueba de ello, es la nueva hoja de ruta trazada por el Secretariado, conocida como el plan “Renacer revolucionario de las masas”, dado a conocer el 16 de agosto de 2008. En este se plantea lo siguiente: Un fuerte trabajo de infiltración y control de los movimientos y las organizaciones sociales. La utilización de la guerra de guerrillas como respuesta al Plan Colombia y a la Política de Seguridad Democrática. El aumento de la siembra de minas antipersona, como método para detener el avance de las tropas. La obligación de realizar atentados terroristas, urbanos o rurales, con explosivos, como requisito indispensable para la “graduación” de nuevos guerrilleros. El empleo de francotiradores quienes dispondrán de fusiles rusos, de alta precisión, del tipo ‘VD o Dragunov’. El uso de misiles, tierra – aire, para enfrentar el poderío aéreo. Disponer de 6 millones de dólares de los “fondos” del Secretariado, para adquirir material de guerra y comunicaciones, especialmente potentes radios que ofrecerán gran dificultad para ser monitoreados. Replantear el trabajo internacional que se vino a menos, luego de la muerte de Reyes y la evidencia encontrada en sus computadores. Fortalecer las relaciones con Venezuela a través de personajes como el ex ministro del interior Rodríguez Chacín. Desarrollar trabajos conjuntos con el Eln en algunas regiones del país. Todo un andamiaje, que buscará “resucitar” a la organización frente a la opinión pública nacional e internacional.

Esta “prueba de vida” ya dio sus primeros frutos. El 11 de septiembre, un grupo de intelectuales, políticos y periodistas, en una carta dirigida al Secretariado de las Farc, expuso la necesidad de construir nuevos escenarios de diálogo, a través de un intercambio epistolar, sobre temas relativos a la paz y la guerra en Colombia. Un mes después, las Farc respondieron a la invitación aceptando el nuevo espacio, aun si es preciso entrar en discusiones como el tema del secuestro, algo que han planteado los firmantes de la primera misiva, en una nueva comunicación enviada al grupo ilegal el 27 de noviembre.

Estos últimos sucesos permiten entrever, que si bien el margen de maniobra de Cano es estrecho en lo militar, en lo político existe un amplio espacio, logrado en buena parte, gracias a la eficaz labor del PC3, del movimiento bolivariano y de la Coordinadora Continental Bolivariana.

Por lo pronto, es probable que Alfonso Cano rediseñe el Plan Estratégico en sus líneas militares, cite a un Pleno del Estado Mayor Central que, muy seguramente, finalizará en la convocatoria de una nueva conferencia guerrillera, acción que a mediano plazo le daría tiempo para dedicar sus hombres a la supervivencia. Total si algo le sobra es paciencia, al fin y al cabo sus estructuras clandestinas están trabajando.

* César Castaño es historiador militar e investigador de la Federación “Verdad Colombia”.

martes, 9 de diciembre de 2008

"LA ENCRUCIJADA URIBISTA"


Semana.com / 9 de diciembre de 2008

RAFAEL GUARÍN

El presidente Uribe ha enfrentado las más duras crisis. Desde la conspiración chavista, el escándalo de la parapolítica, la extradición de los paramilitares, el bombardeo en territorio de Ecuador, hasta la utilización guerrillera del “acuerdo humanitario” como táctica terrorista. Todas las cosas tienen un límite. El límite es el bolsillo de la gente. Si ya existía inquietud por el bajo crecimiento de la economía, lo ocurrido con DMG y las demás pirámides tiene visos de ser, además de una emergencia económica y social, una catástrofe política para el gobierno.

Las estadísticas recitadas con éxito desde los despachos públicos pierden automáticamente su encanto cuando los ahorros de cientos de miles de personas se pierden o se “frustra” su “mágico” enriquecimiento. El gobierno se mostró incapaz de explicar las medidas que adoptó, en una situación que no podía admitir errores. Los ciudadanos, que suelen ver en el Presidente un líder que los defiende, ahora lo ven en este tema como el causante directo de sus problemas.

Lo grave no es que tales acontecimientos puedan impedir la reelección de Uribe. En los pasillos de la Casa de Nariño, desde hace varios meses, es claro que el presidente ni siquiera está convencido de esa decisión. Lo realmente delicado es lo que está en juego. Al fin y al cabo los presidentes van y vienen, pero los problemas se resuelven, se mantienen o se agravan. Uribe no ha terminado la tarea ni la terminará de aquí a 2010 y la opinión pública no percibe a nadie que pueda hacerlo, con altas posibilidades de ser elegido.

A esto se llegó por descuido, exceso de confianza, falta de autocrítica, cierto autismo y excesiva personalización de la política gubernamental. El uribismo no tiene un partido, ha sido incapaz de fomentar liderazgos nacionales y dirigentes de relevo que aseguren la continuidad de la seguridad democrática, una vez finalice el mandato. Hoy estamos ante aspirantes que cobijados bajo el poncho del presidente pretenden mostrarse como opción, pero aún con su decidido apoyo están muy lejos de ser garantía de triunfo.

Para solo mencionar algunos. En el Partido de la U a Juan Manuel Santos no le vale la operación Jaque, la muerte de Reyes y de Ríos, tampoco que Manuel Marulanda reencarne y el ministro lo capture. A pesar de ser el más preparado de todos, es pésimo comunicador y hasta ahora incapaz de conectarse con los ciudadanos. A una candidatura interesante como la de Martha Lucía Ramírez las mayorías parlamentarias le quieren decretar la muerte súbita.

En Cambio Radical la cosa tiene también nombre propio. Germán Vargas Lleras es el mayor antiuribista, el primero en las filas de la burocracia y quien más goza de desconfianza en el gobierno. Dicen que se ufana en sus giras por los departamentos de que no le contesta el teléfono a Uribe.

En el conservatismo el Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, carece de la fuerza y el empuje que a su edad demostraba Bernardo Jaramillo (así lo mortifique la comparación). Su único merito es ser consentido del poder. Nohemí, con estupenda hoja de vida, carismática y buena imagen es una posibilidad interesante, aunque lleva casi siete años fuera de Colombia y está desconectada de las regiones. Carlos Holguín no despierta aún y Fabio Valencia resultó muy afectado por el escándalo de su hermano.

Sobre los demás partidos uribistas ni hablar. Más parecidos a sindicatos del crimen, están condenados a seguir alojando a sus miembros en la cárcel “La Picota”.

Otros candidatos hábilmente muerden la imagen positiva de Uribe al tiempo que su discurso es el preámbulo del desmonte de la política de seguridad democrática. Ahí están Ingrid Betancur y Sergio Fajardo. Ambos apuestan a llevar al país a la trampa de diálogo que las FARC ejecutan desde hace casi 30 años. Lo paradójico es que junto a Lucho Garzón, otro impulsador de ese desmonte, son los que más opción tendrían frente a cualquiera de los mencionados candidatos uribistas.

Ante tal vacío de liderazgo, ¿quién sostendrá la seguridad democrática? ¿Qué tipo de candidatura se debe buscar para que lo alcanzado en materia de seguridad y paz no se pierda? Es urgente que los distintos sectores de la sociedad comiencen a trabajar en un frente civil que promueva la preservación de dicha política, como conditio sine qua non para llegar a la Presidencia. No hacerlo es facilitarle a Cano y a Jojoy el cambio de escenario que pretenden construir a punta de “intercambios epistolares”, propaganda y acciones terroristas.

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