domingo, 24 de junio de 2007

LA PROTAGÓNICA FRANCIA

Publicado el domingo 24 de junio 2007, Nuevo Herald, El (Miami, FL)
Sarkozi y Chirac. Foto de http://news.bbc.co.uk/hi

RAFAEL GUARIN


Un video filmado hace cerca de ocho años en algún lugar de las selvas de Colombia registra el momento en que el cabecilla de las FARC, Mono Jojoy, anuncia a un numeroso grupo de policías secuestrados que emprenderían ''una campaña nacional e internacional buscando gente, países, lo que sea'' y que ''las familias debían presionar es al Estado'' a efecto de lograr lo que denominó un ``canje de prisioneros''.

Desde tiempo atrás la guerrilla hizo del secuestro, la desmilitarización de territorios y el ''canje'' instrumentos centrales de su estrategia, mientras del narcotráfico su bastión para el fortalecimiento militar. Tales asuntos son parte de un meticuloso plan destinado a conseguir que se les reconozca el carácter de organización política alzada en armas y el estatus de beligerancia.

Las FARC se sirven de una férrea disciplina en el mensaje. Cada uno de sus pronunciamientos y principales acciones son notas de una partitura escrita con mucha antelación. No improvisan, ni se dejan provocar por el gobierno o la opinión pública, tampoco tentar por los países amigos del acuerdo humanitario o el discurso de ongs de derechos humanos. Son voluntariamente autistas y confían ciegamente en los planes de mediano y largo plazo orientados a erigir un ``Estado alternativo de nuevo tipo''.

Hábilmente elaboraron un lenguaje que procura manipular la percepción de los ciudadanos y de la comunidad internacional. Hablan de prisioneros de guerra cuando se refieren a víctimas del secuestro en su poder o a secuestradores, terroristas, asesinos, violadores, extorsionistas o narcotraficantes que engrosan sus filas y están recluidos en las cárceles, invocan una supuesta guerra civil cuando tienen más del 98% de rechazo de los colombianos, lo que no cohíbe su búsqueda de interlocución con gobiernos extranjeros.


En esa puesta en escena Francia ocupa un papel protagónico. En el afán de liberar a Ingrid Betancourt, Jacques Chirac se dejó enredar en la telaraña tejida por las FARC, aumentó la rentabilidad de su secuestro y la condenó a ser su ''activo'' más preciado. Raúl Reyes no se cansa de recordar que de su parte recibieron un emisario y de pedir nuevos encuentros. Eso sin comentar la reciente declaración del G8, impulsada por Francia, que califica de ''combatientes'' a los ''farianos'' e insta una ``solución humanitaria''.

Chirac parece que nunca se percató de que las presiones abiertas y veladas contra el gobierno de Uribe, lejos de viabilizar el acuerdo humanitario, fortalecían la intransigencia guerrillera ante las obvias ganancias. No inocentemente las FARC resaltaron positivamente sus gestiones y piden mantenerlas con el gobierno de Nicolás Sarkozy.

Todo eso ayudó a convencer a los secuestradores que el precio de la libertad de Ingrid y de los demás cautivos únicamente sería su reconocimiento como ''actor político'', lo que es posible a partir de uno de tres eventos, el quiebre de la Política de Seguridad Democrática en las urnas, su desmonte por Alvaro Uribe o la atribución de la calidad de beligerante que haga un tercer Estado. Lo primero otorgaría a las FARC, pero sólo hasta el 2010, una victoria al colocar las condiciones del acuerdo humanitario; lo segundo, es un absurdo suicidio político del presidente.

Pero si las FARC continúan avanzando en la pretensión de beligerancia en la comunidad internacional, previsión seguramente hecha por Uribe, la verdadera razón de Estado que explica la liberación de Rodrigo Granda estaría ligada a una serie de gestos humanitarios destinados a justificar como última opción, sin la oposición francesa y estadounidense, un rescate que prive a las FARC del instrumento con el cual pueden eliminar de un tajo los logros de la política de seguridad: los secuestrados.

No es una especulación. Es difícil creer que el gobierno observe impávido que la guerrilla logre en el exterior el reconocimiento político que se le niega en Colombia por las acciones terroristas, la inmersión en el negocio de las drogas y la falta de legitimidad. Tampoco es razonable descartar que Bush y Sarkozy avalen un rescate luego de la demostrada voluntad de Uribe, la reiterada negativa de las FARC y agotados todos los esfuerzos de acuerdo humanitario. Finalmente, después de nueve años de estar encadenado en la profundidad de la selva, hasta la acción militar resulta ser una ''solución más humanitaria'' que el sometimiento indefinido a esa indigna condición.

Nota: Presidente Uribe: ¿qué pasó con las interceptaciones telefónicas?

jueves, 7 de junio de 2007

LA MANO DEL TENIENTE CORONEL

Publicado el 07 de junio 2007, Nuevo Herald, El (Miami, FL)
Foto AP
RAFAEL GUARIN

Es cada vez más evidente la injerencia de Venezuela en la política colombiana. En febrero el embajador Pavel Rondón asistió a un acto en que consignas a favor del Polo Democrático y del camarada Chávez le sirvieron de fondo para decretar la futura desaparición del Partido Liberal. Hace poco trascendieron sospechas de vínculos de militares activos con círculos bolivarianos y se descubrió que políticos de ese país intervienen en el proceso electoral que culminará en octubre próximo.

No son hechos aislados, sino eventos que se intensificarán en la nueva etapa de la revolución. Consolidada en Venezuela y aplastados los “reaccionarios”, lo que viene es avanzar en la construcción de un “Bloque Regional de Poder” según la definición del ideólogo del régimen, Heinz Dieterich Steffan, en su libro “El Socialismo del Siglo XXI”. La “Patria Grande” sólo se puede edificar con un mercado y Estado regional capaz de enfrentar a Estados Unidos y la UE.

La internacionalización de la revolución, buscada con el ALBA, TELESUR, la diplomacia petrolera y otras iniciativas, se dirige a realizar ese bloque regional con gobiernos coincidentes en un “horizonte estratégico” socialista. Esa visión se reforzó con la creciente influencia en Cuba y los resultados electorales en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. En la fase iniciada con la reelección de Chávez el vecindario concentrará aún más sus esfuerzos y dispensará especial atención a Colombia por la “alianza” con Estados Unidos y el innegable contrapeso que ejerce.

La expansión por América Latina incluye el empleo de la combinación de todas las formas de lucha. Nada nuevo. Se trata de la vieja formula empleada por las guerrillas comunistas para ganar aliados y utilizar todos los medios legales e ilegales posibles. Entre estás se circunscriben la clandestina intromisión en elecciones (principalmente con financiación), la simpatía con las narcoguerrillas y en otras latitudes con organizaciones que buscan desestabilizar o tumbar gobiernos.

No es un embuste del imperialismo. Precisamente son cabecillas de las narcoguerrillas los que otorgan veracidad tanto a las denuncias que las relacionan con Chávez como al reciente informe del gobierno estadounidense que lo acusa de tener con ellas afinidad ideológica. El ELN, por ejemplo, además de encontrar una nueva fuente de inspiración, en su IV Congreso Nacional dijo estar en disposición de responder con las armas a una hipotética intervención militar contra la revolución bolivariana.

Las FARC sigue la misma línea. El año pasado ofrecieron reiteradamente su ayuda: “si los halcones de Washington llegaren a agredir al bravo pueblo (de Venezuela)” y “a la esperanza del continente contenida en su revolución”. Raúl Reyes resaltó que estaban "obligados como bolivarianos a prestar solidaridad a un gobierno bolivariano”.

Del mismo modo, Bolivia y Ecuador ilustran el patrocinio chavista a revueltas contra gobiernos elegidos democráticamente, presididos por “enemigos de clase”, y el ascenso de sus reemplazos afines al proyecto revolucionario. Todo esto no debe pasar inadvertido. Estamos ante un conjunto de acciones capaces de penetrar paulatina y astutamente los diferentes sectores de la sociedad y de colocar en entredicho las conquistas democráticas de la región.

En Colombia hacia el 2010 convergen todo tipo de intereses. Con terrorismo las FARC se proponen quebrar en las urnas la Política de Seguridad Democrática y con guerra política el desmonte del Plan Colombia, calificado por los chavistas como un paso en la anexión de América Latina a Estados Unidos. Por otro lado, la interferencia política es ya patente a través de los restos insepultos del partido comunista, camuflado en el Polo Democrático, en la innegable “química” del senador Gustavo Petro con el presidente venezolano y en el discurso de los sectores populistas del Partido Liberal.

Enfrentar la larga mano del teniente coronel exige por lo menos fortalecer la capacidad estatal para garantizar la pureza de los comicios y prohibir financiación del exterior a campañas políticas y organizaciones de fachada de la revolución. También proscribir la acción política a extranjeros.

Segundo, es urgente la actuación de la OEA en el marco de la Carta Democrática y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, con mayor razón si Chávez amenaza con retirarse. Pero, sin duda, el mejor camino es dar énfasis social al Estado, al tiempo que mostrar a los ciudadanos el espejo venezolano, la restricción de la democracia y el valor de la libertad.

martes, 5 de junio de 2007

SOBRE LA LIBERACIÓN DE GUERRILLEROS

Registro de prensa:
Publicado el 26 de mayo 2007, Nuevo Herald, El (Miami, FL)

Fragmento del artículo titulado "Uribe liberará a guerrilleros de las FARC" del corresponsal en Colombia Gonzalo Guillén:

"Para el catedrático colombiano y columnista de El Nuevo Herald, Rafael Guarín, ``el intercambio humanitario no es un fin, sino un medio para las FARC. Es un instrumento para desgastar al gobierno dentro del país y ante la comunidad internacional, al cual no renunciará, así el presidente Uribe excarcele unilateralmente centenares de guerrilleros.

Si bien deja la decisión en el campo de la guerrilla, ésta encontrará argumentos para no entregar a los secuestrados y mantener la exigencia de despejar dos municipios y conseguir su objetivo principal: reconocimiento como actor político''. Guarín sostiene que el anuncio de Uribe, ``hasta ahora sin condiciones, es un giro radical que en la actual coyuntura puede ser visto como debilidad y una dádiva inadmisible, que además de haber sido rechazada inmediatamente por alias Raúl Reyes (vocero de las FARC), con seguridad no es bien vista al interior de las fuerzas militares''.