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El blog de Rafael Guarín
martes, 7 de agosto de 2012
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sábado, 14 de enero de 2012
NADA NUEVO
RAFAEL GUARÍN
1. Las Farc SÍ quieren dialogar, NO negociar.
2. Los únicos que ven un cambio de tono en Timochenko son quienes estan en la agenda del diálogo. En realidad no hay ningún cambio. Cualquiera que lea los comunicados y discursos de Alfonso Cano y los actuales, no encontrará nada realmente diferente, pero se empeñan en hacer creer que sí lo hay. Nada es gratuito; tampoco lo es que ciertos medios de comunicación calificaran de "carta" al presidente Santos lo que en realidad es un comunicado sin encabezamiento. Entre a http://www.farc-ep.co/?p=971
3. Más aún, el discurso de las Farc respecto a la llamada "solución política" es exactamente el mismo de Jacobo Arenas de hace 30 años.
4. Quien conozca las Farc saben que se trata de una organización que toma decisiones sujeta a procedimientos e instancias definidas en sus estatutos. No son flexibles para cambiar facilmente de posición, menos en temas estratégicos como una supuesta negociación de paz. El cambio de vocero no implica el cambio de posición. Las Farc no es Timochenko, como no era Marulanda, Reyes o Cano. Son una organización disciplinada y rígida.
5. Esto parece un esfuerzo mediático y político dirigido a afectar el imaginario colectivo adverso a concesiones gratuitas a la organización terrorista y no un paso adelante para cconseguir su desparición. Lo curioso es que esto es precisamente lo que busca y necesita afanosamente las Farc.
6. Mientras las Farc no tomen la decisión de abandonar la violencia, el "diálogo"seguirá siendo una táctica de religitimación política dentro de su estrategia de guerra. Y no hay siquiera un atisbo de que al menos el tema se haya considerado.
7. Las Farc no se sienten derrotadas militarmente, ni acabadas. Tampoco creen que sus posibilidades se esfumaron por completo. Por el contrario, creen que pueden construir las condiciones propicias para conseguir sus objetivos combinando la acción política y violenta.
8. Sin duda, la organización terrorista liberará a los miembros de la fuerza pública secuestrados y podrá incluso anunciar otra acción orientada a generar la creencia de que sí estan sinceramente dispuestas a la paz. Si no se comprende la lógica con la cual actúa las Farc se terminará aplaudiendo tales hechos y defendiendo su supuesta "voluntad de paz". Son maestros de la propaganda, la desinformación y de la manipulación.
9. La firmeza del presidente Santos al responder que no admitirá otro Caguán es muy importante. Sabe perfectamente que no puede creerles a las Farc.
10. Como en el pasado, Chávez, Correa, Ortega y Evo están a la espera del momento para "contribuir a la paz". Por supuesto, la paz para ellos solo es viable si es sinónimo de un proceso que termine con las Farc en el poder y con la revolución bolivariana cabalgando en Colombia. Parece ridículo y absurdo, pero en política todo es posible.
domingo, 23 de enero de 2011
SUPENSIÓN DE LAS COLUMNAS
jueves, 29 de julio de 2010
EL PLAN DE PAZ DE CHÁVEZ
La denuncia de Álvaro Uribe sobre la existencia de campamentos de las Farc en territorio venezolano generó una nueva crisis diplomática y suscitó otra vez el discurso bélico de Hugo Chávez. La respuesta de Caracas fue la misma de ocasiones anteriores: en vez de examinar la veracidad de la información y buscar mecanismos de cooperación contra el crimen transnacional, decidió romper relaciones con el gobierno colombiano y preservarlas con las Farc.
Aún siendo beneficiado por la pasividad del Secretario General, José Miguel Insulza, Chávez se siente incomodo en la OEA. Hábilmente intenta jugar de local llevando el tema a UNASUR, donde no encontrará voces firmes que condenen sus vínculos con las Farc y contará con amanuenses en los gobiernos de Argentina, Ecuador y Bolivia.
Si bien el cambio de campo de batalla diplomática es clave para el chavismo, la columna vertebral de su estrategia es otra: presentar a su vecino como el problema. La mejor defensa es el ataque y mucho más cuando éste se presenta arropado por objetivos altruistas. Es lo que pretende hacer el gobierno venezolano al señalar que el llamado “conflicto colombiano” es la causa de la inestabilidad regional, una amenaza para su seguridad y una justificación para que el “imperialismo” estadounidense intervenga en la región.
De ahí que Nicolás Maduro advierta que presentará en UNASUR un plan de paz: "para avanzar en lo que tiene que ser más temprano que tarde la solución de fondo al conflicto armado, a la guerra que en Colombia y desde Colombia afecta a toda la región".
No es una estrategia nueva. Cuando Uribe cometió el horror de designar a Chávez como facilitador del acuerdo humanitario, en agosto de 2007, a los pocos días el teniente coronel lo ligó a una negociación de paz con las Farc. La razón es que tiene claro tres cosas: la revolución bolivariana no podrá expandirse a Colombia mientras subsistan las Farc; la guerra de guerrillas no es suficiente para la toma del poder y el triunfo de su proyecto en ese país pasa por un “acuerdo de paz” que propicie una Asamblea Nacional Constituyente.
En noviembre 2009 el gobierno venezolano avanzó en esa línea al solicitar a la ONU incluir “el conflicto armado colombiano” en la agenda del Consejo de Seguridad, sobre la base de que “constituye una seria amenaza para la paz y la seguridad internacional”. También, consistente con su estrategia, manifestó que aspira a “una solución política negociada al mismo”.
Para Chávez es vital que las Farc sobrevivan a la ofensiva política y militar que enfrentan desde 2002. Les brinda refugio, apoyo político y logístico, no porque crea que vayan a conquistar el poder con las armas, sino porque justifican un proceso de paz que permita su injerencia y para el cual proyecta con sus socios en la región ejercer coacción sobre el gobierno colombiano.
La maniobra tiene una “virtud” adicional: golpea duramente los elementos centrales de la estrategia contrainsurgente al destrozar la base conceptual de la Política de Seguridad Democrática que no le reconoce a la guerrilla legitimidad alguna, lo que repercute negativamente en la presión militar sobre la organización. Además, pretende fracturar el aislamiento político al que están sometidas en Colombia.
En junio pasado la senadora Piedad Córdoba delató la estrategia al periódico mexicano La Jornada: “Un elemento muy importante para forzar la coyuntura va a ser la presión de los gobiernos de la Unidad de Naciones Sudamericanas (UNASUR)”. Continúa: “lo que los presidentes de la región van a exigirle (a Santos) como mínimo: un compromiso para que comience la negociación”. “Vamos a ir a espacios como la Unasur para pedirles que exijan a Santos que se abran las puertas al intercambio humanitario. El intercambio es la puerta a la negociación”.
Así pues, el "Plan de Paz" para Colombia es un disfraz para reconocer de facto a las Farc como fuerza beligerante, legitimarlas políticamente, intervenir a su favor, presionar internacionalmente al gobierno y quebrar la base de la Política de Seguridad que desarrolló Uribe y continuará Juan Manuel Santos.
www.politicayseguridad.blogspot.com
*Profesor de Análisis del Terrorismo. Universidad del Rosario.
lunes, 21 de junio de 2010
¿POR QUÉ GANÓ JUAN MANUEL SANTOS?
Varios factores contribuyeron a la victoria de Juan Manuel Santos en las elecciones de ayer. Veamos:
1. Álvaro Uribe y el uribismo. Santos no sólo representó la continuidad de las políticas del gobierno sino que fue el candidato del presidente. Logró concitar el apoyo de gran parte de los ciudadanos que respaldan la gestión del gobierno que finaliza y que tienen una opinión favorable de Uribe: no menos del 70%. Las permanentes alusiones del mandatario a favor de la continuidad fueron definitivas.
2. Capacidad de reacción. Cuando la Ola Verde amenazó con transformase en un tsunami que lo barriera en primera vuelta, Santos tuvo la templanza para realizar la “locura” de cambiar de director de campaña y asumir el alto costo mediático de designar como estratega al venezolano JJ Rendón, tan solo a 25 días antes de las elecciones. La arriesgada jugada permitió invertir la situación, levantar la moral del Partido de la U, redefinir funciones, superar los graves problemas internos de la campaña y arrasar el 30 de mayo.
3. Estrategia. No obstante que hasta la primera semana de abril su campaña carecía de estrategia escrita, el diseño de la misma y su impecable ejecución cambiaron completamente el escenario. Algunas líneas de la formula consistieron en concentrarse en un tema (trabajo), evidenciar las fortalezas de Santos, enfatizar en que era el candidato de Uribe y del uribismo, eliminar el color naranja de la publicidad que acababa con el sentido de pertenencia al partido de la U, reactivar ese partido, salir del tema de la seguridad y pasar al tema social, diseñar una comunicación alegre y segmentada, hacer permanentes estudios de opinión y mantener una fuerte dirección.
4. Mensaje: Mientras la campaña de Santos pasó de las consignas iniciales de “prosperidad democrática” y “seguir avanzando” a propuestas concretas, enfatizando en la generación de “trabajo”, los verdes se mantuvieron en tres consignas que fueron incapaces de traducir en propuestas claras.
5. Disciplina: Santos, a diferencia de sus rivales, no se dejó distraer en ataques al oponente sino que aprovechó cada oportunidad para transmitir el mensaje de campaña. Cuando era objeto de arremetidas siempre respondía con sus propuestas, especialmente la de generar trabajo, y no dejó que lo sacaran de la disciplina que debe caracterizar el mensaje en una campaña.
6. Organización. Santos era el candidato que contaba con mayor y mejor organización: el Partido de la U es una colectividad cada vez más solida, con militantes comprometidos y sin el desgaste de las colectividades tradicionales. Eso, sin contar, con la ventaja de influir en el gobierno nacional y en las administraciones departamentales y municipales.
7. Equipo: Santos tuvo de lejos el equipo mejor preparado, con más experiencia y conocimiento en materia programática, estrategia, mensaje, discurso, comunicación, día de elecciones, movilización y agitación ciudadana. Se rodeo de expertos, técnicos y de políticos claves.
8. Voto de opinión: Fue mayoritariamente para Santos. Obtuvo una amplia victoria en las grandes ciudades donde el voto independiente predomina y los tentáculos de los aparatos políticos tienen mínima influencia. Queda claro que no es cierto que el llamado voto de opinión esté o tenga que estar siempre en contradicción con las preferencias de las organizaciones partidistas.
9. Debates: A pesar de no ser un gran comunicador, el candidato consiguió transmitir su mensaje de campaña en los debates, demostrar dominio sobre los temas de Estado y salir airoso de los ataques. Los debates de la última semana de mayo y los realizados en junio lo mostraron mejor preparado que Mockus. El “Toconsan” (Todos contra Santos) terminó favoreciéndolo.
10. Gran Acuerdo de Unidad Nacional: Mientras Mockus optó por marginar a los dirigentes políticos y hacer una campaña confiado en sus propias fuerzas, Santos únicamente vetó al PIN y abrió las puertas a todos los demás candidatos, partidos y organizaciones ciudadanas. Esto permitió que la casi totalidad de los fuerzas políticas se subieran a su bus.
Finalmente, a pesar de los meritos de Santos y su campaña, tal vez fue más decisiva la ineptitud de los verdes. A finales de abril las encuestas registraban que su ritmo de crecimiento era tal que Mockus podía ser elegido en primera vuelta. No fue la supuesta guerra sucia que nunca existió, sino los errores y horrores del candidato y su campaña, la falta de mensaje claro, su pésima estrategia y un lamentable equipo asesor, el que llevaron a su hundimiento. Mockus no cometió más errores porque no le alcanzó el tiempo.
*Analista político. Profesor de la Universidad del Rosario.
lunes, 14 de junio de 2010
"LA FIRMEZA CONTRA EL CRIMEN ES LA MEJOR POLÍTICA DE PAZ"
- ¿Qué lectura tiene sobre el conflicto armado en el país?
RAFAEL GUARÍN: La Política de Seguridad Democrática consiguió restablecer el control territorial en vastas zonas del territorio nacional, debilitar militarmente a las guerrillas y aplastarlas políticamente, al tiempo que desmontó el paramilitarismo, entendido como organizaciones armadas cuyo principal objetivo era enfrentar a las guerrillas.
La llamada "salida negociada" no hace parte de la agenda de ninguno de los dos candidatos presidenciales, Santos y Mockus, y la estrategia de las Farc de emplear la negociación como táctica al servicio de una estrategia de guerra no tiene hoy ninguna posibilidad.
Tanto las Farc como el Eln no muestran indicios de que a su interior se avance en la decisión de abandonar la violencia. Seguirán realizando actos terroristas, marginadas políticamente, obligadas a resguardarse en zonas alejadas de los grandes centros urbanos y con cada vez más dificultades para cumplir el plan estratégico e inclusive para sobreponerse a los efectos de 8 años de Política de Seguridad Democrática.
Todo indica que el esfuerzo militar del Estado se mantendrá, el debilitamiento belico progresivo de las guerrillas continuará y el aislamiento político de esos grupos parece no tener reversa. En esas condiciones tendremos unas guerrillas cada vez más marginales y sin ninguna posibilidad de exito. La estrategia del Estado será doblegar la voluntad de lucha de las guerrillas para que una vez logrado ese objetivo se pueda pensar en un escenario de desmovilización.
Por su lado, el frente principal de acción de Farc y Eln será el político, para lo cual procurarán emplear a fondo su entramado legal, que opera en la clandestinidad, seguirán utilizando el "Acuerdo Humanitario" y las relaciones con Chávez y algunos países del Alba, enfatizaran en la guerra jurídica contra las fuerza pública y utilizaran los falsos positivos y las chuzadas del Das para golpear la legitimidad del Estado. Su reto es articular esos "recursos" en una estrategia que por la vía política apunte a quebrar el esfuerzo de seguridad que hará el gobierno. Cosa que se ve muy improbable.
- ¿Cómo ve las perspectivas de construcción de paz y salidas al conflicto, teniendo en cuenta las estrategias utilizadas durante los últimos años?
RAFAEL GUARÍN: La paz vendrá de la mano de la aplicación del ejercicio legítimo de la fuerza, de conseguirlegitimidad y construir institucionalidad democrática en las zonas en que las guerrillas mantienen apoyo de pequeños grupos de la población, de atender las condiciones que aprovechan los grupos armados ilegales para reclutar nuevos integrantes, de repensar la política contra los cultivos de hoja de coca y de enfatizar y renovar la Política de Seguridad. La firmeza contra el crimen es la mejor política de paz, siempre que se respete absolutamente el estado de derecho y se garantice la vigencia plena de los derechos humanos.
La elección de Mockus o de Santos implica continuidad en la línea de firmeza frente al terrorismo, pero cualquiera que sea presidente deberá concebir una nueva etapa de esa política, pues la actual es insuficiente para conseguir el control total del territorio, en especial en zonas de influencia histórica de las guerrillas, al igual que para evitar la creación y expansión de nuevas bandas criminales ligadas al narcotráfico.
El giro de la Política de Seguridad debe apuntar a construir mayor legitimidad, aislar por completo a las guerrillas de la población y fomentar una cultura democrática y el funcionamiento pleno del estado de derecho en las zonas en las que aun mantiene presencia las guerrillas.
- ¿Cómo ve las propuestas de las campañas a la presidencia en ese sentido?
RAFAEL GUARÍN: Las propuestas de Antanas Mockus y Juan Manuel Santos son similares en lo esencial: cero legitimidad al terrorismo, no consideran a los grupos armados ilegales como interlocutores políticos, creen en el ejercicio legítimo de la autoridad, rechazan la negociación como táctica de las guerrillas y estan decididos a mantener el esfuerzo militar del Estado contra esos grupos. Cada uno, por supuesto, tiene énfasis, aunque los dos reconocen la importancia de la cultura de acatamiento a la ley como base de la convivencia y el respeto por los derechos humanos.
El Gran Acuerdo Nacional, propuesto por Juan Manuel Santos y Angelino Garzón incluye esa postura: es entre quienes respetan y acatan la constitución, implica el fortalecimiento de la Política de Seguridad Democrática y un rechazo total al terrorismo.
Así las cosas, no solo Mockus y Santos están de acuerdo, sino que más del 80% del Congreso respalda esa política, sin contar con el apoyo masivo de los ciudadanos a que se mantenga la firmeza en combate a las Farc y el Eln.
viernes, 4 de junio de 2010
DE LA EMOCIÓN A LA RAZÓN
Hace 35 días Antanas Mockus superaba en las preferencias electorales a Juan Manuel Santos. Su vertiginoso ascenso en las encuestas permitió pensar que podía incluso ganar en la primera vuelta. Avanzaba sin apremio, consentido por los medios de comunicación nacionales, en una ola de opinión que anunciaba convertirse en un tsunami que acabaría con el establecimiento político. Los ciudadanos estaban comprando un discurso seductor basado en explotar la innovación, condenar la corrupción y la política tradicional. El típico outsider.
La ola en realidad era un globo inflado a punta de emociones. Mockus gustaba, pero no se conocía su pensamiento, menos si estaba realmente preparado para gobernar o cuáles eran sus propuestas para conducir el país. Muchos, por ejemplo sectores de izquierda, lo seguían convencidos de cosas que realmente no representaba el candidato. Con el primer traspié se pinchó el globo y los ciudadanos comenzaron un lento proceso que los llevó de la emoción inicial a la reflexión.
El cambio de los electores resultó de la combinación de varios factores. Primero, los monumentales errores de Mockus. Una cadena de contradicciones y correcciones en temas sensibles acabaron con la emoción, hicieron perder la confianza y desilusionaron parte del electorado que había conquistado. En un país donde cerca del 70% de la población considera positiva la gestión de Alvaro Uribe sólo contemplar la posibilidad de su extradición resultaba fatal. Lo mismo sucedió con su declaración de ``admirar algunos aspectos de Chávez''. Los colombianos no olvidan el apoyo del mandatario venezolano a las Farc y sus permanentes agresiones. Algo similar ocurrió con la confesión de ser escéptico, cuando se le preguntó si creía en Dios.
Pero no fue sólo eso. Mientras Santos le dio un revolcón a su campaña para enfrentar un escenario para el cual no estaba preparado, el Partido Verde mantuvo incólume su estrategia. Presa de cierto triunfalismo, esa campaña creyó en exceso en la capacidad de movilización de las redes sociales, especialmente Facebook, y redujo su mensaje a tres principios generales que casi todo el mundo comparte: defensa de la vida, no todo vale y lucha contra la corrupción.
El ajuste de Santos dio resultado. Atendió los consejos del estratega venezolano J. J. Rendón, concentró su mensaje en generar oportunidades de trabajo y apuntó al uribismo. En vez de hablar de generalidades, planteó respuestas inmediatas a los problemas ciudadanos. A cambio de teorizar en los debates y en las propagandas de televisión, presentó propuestas claras y concretas.
El tercer factor que explica los resultados es el enorme peso del liderazgo de Alvaro Uribe. A pesar de los graves y muy delicados escándalos de corrupción que marcan el final del gobierno, el presidente sale con importante reconocimiento de la gente. Si no fuera porque los partidos uribistas se dividieron, Juan Manuel Santos hubiese ganado en la primera vuelta.
El llamado del presidente para ``mantener el rumbo'' y su pública simpatía por Santos fueron definitivos. Superada la ola de emoción, los ciudadanos recibieron el mensaje de Uribe de no retroceder a un pasado marcado por la inseguridad, las masacres, la anulación de la libertad, la penuria y el control de los grupos armados ilegales de amplias porciones del territorio. Junto a esto, las propuestas económicas y sociales de Santos, las contradicciones y la manifiesta ineptitud del aspirante verde en los debates de la última semana, completaron los elementos para que los ciudadanos tomaran una decisión.
Los perdedores no son únicamente el Partido Verde. También Hugo Chávez. Los electores le tiraron la puerta en la cara al decir NO a su estrategia de someterlos por miedo, advirtiendo una guerra si se elegía a Santos. Queda nuevamente notificado el teniente coronel que la revolución bolivariana nada tiene que hacer en Colombia.
Los otros derrotados, además de las empresas encuestadoras y los viejos partidos liberal y conservador, son los grandes medios de comunicación. Se la jugaron toda a favor de Mockus, lo inflaron artificialmente, mientras impugnaban a Santos. Tan importantes periodistas harían bien si leen la famosa frase de Bernard Cohen (1963): la ``prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar, pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tiene que pensar''.